
Muchas veces para escaparnos de una caótica realidad (pasajera) recurrimos a terribles vicios para escapar de ella, sin saber que a los problemas no se le huyen, se enfrentan. Justo como ser feliz: nadie le huye a la felicidad, siempre buscamos estar cara a cara con ella.
Lo primero que debes saber es que los problemas son inevitables en la vida de cualquier persona y “que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. Cuando te encuentres atrapada en una complicada situación, no busques fumar o beber para inhibir tus emociones… ¡Cambia de perspectiva!
Para sentir diferente, tienes que pensar distinto y si no encuentras manera de transformar tus pensamientos, habla con alguien de confianza, pero no con cualquiera (conservar tu vida privada es realmente atractivo) y si es realmente necesario hazlo con un terapeuta especializado.
Después que hables, te sentirás maravillosamente liberada. A continuación, deberás sonreír una y otra vez… aunque no tengas ganas. Al sonreír le estás enviando un mensaje directo al cerebro de que “todo está bien”. Lo próximo es escribir todo lo que te molesta en un papel y romperlo en bastantes pedazos. Lo último es verte en el espejo y en voz alta repetirte “Todo tiene solución, todo saldrá bien, mi vida es un regalo maravilloso y no hay motivo suficiente para que no lo disfrute”.
“La felicidad consiste en hacer el bien”. Aristóteles
¡Suerte!